El Acebo-Ponferrada (20/04/2011)
El día amaneció mojado. Mientras desayunábamos, caía una fina lluvia que lo empapaba todo.
Resulta muy curioso observar a los peregrinos cómo se preparan cada día, cómo corren de aquí para allá, cómo conversan unos con otros… Es un ritual, un baile del que todos participamos, en mayor o menor medida, algo que se respira en el aire y que te une a los demás.
En esta jornada de 16-17 kilómetros, me uní a los peregrinos para caminar. Debido a mis problemas de espalda, aunque es una jornada corta, fue todo un reto para mí y lo disfruté mucho.
Para ello, tomé prestado un pantalón para la lluvia de Mónica y un gorro de Narciso 😀 . Cada cual cogió a su animal (a mí me tocó la burrita Linda), se enfundó en su impermeable y… ¡a caminar se ha dicho!
Es en estas ocasiones cuando puedes empaparte, no ya de lluvia, que también, sino de la belleza del paisaje. Empaparte, por ejemplo, de las montañas pobladas de árboles, de los prados verdes, de los estrechos senderos rodeados de vegetación, por donde, al pasar, debes apartar las ramas que te rozan la cara.
Es cuando puedes observar el musgo derramándose por una pared de piedras, como agua congelada en el tiempo, y cuando puedes oír el rugir de un río corriendo a lo lejos. Cuando los pájaros te rodean y cantan y la civilización es un pequeño pueblo que, en silencio, te mira a lo lejos.
Es también el mejor momento para conversar con los compañeros y compartir la jornada, y llegar, como ellos, hambrientos al campamento, ciegos por tomar una ducha caliente y descansar.
Nuria, Ana, Tony y Mónica cocinaron una rica paella, con su versión vegetariana y todo, y comimos todos juntos en el inmenso salón del albergue. Luego, por la tarde, nos escapamos para visitar Ponferrada y tomar algo.
Últimamente, lo que más apetece es echarse una cervecita con los compañeros y disfrutar de los buenos momentos.
La lluvia nos acompaña, nos empapa, pero lo que más nos cala es todo lo demás.
Cristina Gómez.
El Camino ES 